BITEXTUALES Transcreation ¿Cómo combatir la mala memoria creativa?

¿Cómo combatir la mala memoria creativa?

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A todos nos ha pasado. Un día amanecimos con la idea del siglo pegada a la cabeza, pero, por alguna extraña razón, postergamos escribirla y nos olvidamos de ella hasta que al destino se le ocurre pedirnos cuentas. Y cuando pensamos que podríamos hacer uso de esa gran idea, nos enteramos que la hemos olvidado para siempre. O si la recordamos, no es por completo. Suele pasar con demasiada frecuencia, en especial cuando te dedicás a las letras y no tenés a la mano una libreta de apuntes.

La muerte del palomo, fue la primera canción que escribió Juan Gabriel cuando apenas tenía 14 años de edad, recién conocía de música y vivía en un orfanato de Ciudad Juárez, donde había sido abandonado por su madre. La compuso después de ver cómo moría una paloma macho en el patio de la escuela.

Roberto Cantoral, estaba en la sala de espera del Hospital de Beneficencia Española en Tampico cuando un doctor le dijo que su esposa moriría en esa noche sin importar lo que ellos hicieran para salvarla.

En las paredes de dicho hospital, había un reloj, al que no dejaba de ver, como testimonio del anunciado desenlace; así nació la composición que hoy conocemos como uno de los himnos a la desesperanza más hermosos que se le han escrito al amor.

Estas dos grandiosas melodías no habrían visto la luz si sus autores no hubieran impreso esas letras en una libreta. Este artículo es un elemento indispensable para quien desea convertirse en escritor. Esta herramienta te permitirá dejar constancia de pensamientos, reflexiones o frases que vengan a tu encuentro. Las notas que imprimás ahí darán vida luego a una narración, formarán parte de un poema, o complementarán el final de una novela.

En lo personal, yo uso mis libretas -sí, tengo siete- para escribir poemas, frases de libros, conversaciones que escucho de la gente, datos interesantes sobre algún tema en el que esté trabajando, y palabras. En especial palabras que no conozco del idioma español, ya sea que me llamen la atención por ser un término arcaico -como “mal fario”- o porque significa algo más para otras personas -como pisto, que para alguien de El Salvador significa dinero, mientras que para alguien del norte de México significa alcohol-.

En lo personal, suelo utilizar las tipo, por su portabilidad y diseño simplificado: caben en la palma de la mano, tienen forma de libro y sus páginas son lisas o con renglones. Moleskine, se escribe con una “e” al final de la “n”. Procuro vaciar el contenido de mis anotaciones en la computadora tan cerca de la fecha en que las escribo para aprovechar el recuerdo de aquello que originó el apunte.

En el pasado también usé una grabadora para llevar una especie de récord audible, pero al final no me sentí cómodo con este método. Sin embargo, debo decir que, cuando grabás tus apuntes, no solo te quedás con las palabras sino con la intención del momento en que se gestaron.

No importa qué tipo de medio usés para dejar un registro de tu trabajo. Tener una libreta de apuntes te ayudará a concentrarte en lo que es importante para vos como autor. Creará autodisciplina sobre el hecho de que siempre estarás escribiendo, no importando si lo que deposites en ella sea una palabra o termine siendo medio cuaderno de notas de un relato. Suele pasar. Yo he terminado escribiendo productos casi finalizados de un tirón. Aunque, también, te imprimirá un sentido de reescritura al momento de vaciar los apuntes en la computadora. Todo puede ser mejorado siempre.

¿Y vos? ¿Dónde anotás tus ideas?

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