El camino más sencillo, en términos cibernéticos, es -como en la vida real- diciendo: ¡hola! Así conocí a Roger y a su sitio El blog del redactor freelance. Llegué y me leí su contenido. Quedé atrapado por su trabajo. Antes de que pudiera procesarlo, tenía quince páginas, con diversos contenidos, abiertas al mismo tiempo.
Al final, hasta terminé inscribiéndome en su boletín y en su directorio de redactores. Cuando Roger leyó mi perfil, me pidió escribir un articulo para su sitio y de esa forma dar a conocer detalles sobre la creación de contenidos desde este lado del mundo.
Terminé escribiendo para él un texto titulado: Cómo trabajar de redactor freelance en Estados Unidos, donde cuento mis experiencias como creador de contenidos y traductor independiente. Contar esta parte de mi vida ha sido muy liberadora y, por los comentarios que de han generado, el sentimiento sobre la comercialización de nuestros servicios es un tema de desconsuelo entre el gremio.
Por cierto que esta no ha sido la única participación que he tenido en la red en este inicio de año. La traductora Victoria, de Bridge of Translation, me realizó una serie de preguntas relacionadas con mis inicios en este oficio. Se trata de una entrevista, en dos entregas, que explora aspectos íntimos y públicos sobre su servidor.
A ambos les conocí gracias a un simple hola. El poder de la palabra hace posible estos encuentros.
